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Monserrat Morales, alumni DIC, es la nueva Vice-Campeona de Chile en ajedrez femenino

Monserrat Morales, alumni DIC, Vice-Campeona de Chile en ajedrez

Monserrat Morales, titulada en 2020 de Ingeniería Civil mención Transporte, nos comenta sus impresiones del último torneo en que participó, el Campeonato Nacional de Chile en febrero pasado.

¿Cómo fue tu primera experiencia compitiendo presencial después de 2 años de pandemia?

En 2021 pude participar en algunas competencias presenciales, un par de torneos en fines de semana o en las tardes jugaba y me sentí bien. Pero volver a un torneo grande fue extraño, porque en 2020 tuvimos la final nacional y, de hecho, ese año también clasifiqué a las olimpiadas que se iban a realizar en Rusia, pero se suspendió debido a la pandemia. Entonces se realizaron dos olimpiadas online: 2020 y 2021, donde jugábamos compartiendo pantalla, partidas rápidas de 30 minutos, una gran diferencia con un torneo presencial donde la partida puede durar por lo bajo unas 6 horas. Las partidas online debían ser rápidas porque era complicado estar tanto tiempo en silencio y mirando fijamente una pantalla, entonces me parece que las olimpiadas online se realizaron como una forma de tener actividad durante la cuarentena más que por espíritu de competencia.

Este año 2022, la sede de la olimpiada también iba a ser Moscú, ya que no se había podido concretar. Sin embargo, se suspendió nuevamente, esta vez dado el conflicto armado entre Rusia y Ucrania. De hecho, estábamos en una partida cuando comenzó el conflicto y al día siguiente la FIDE nos comunicó que estaban buscando una nueva sede y fecha para el torneo olímpico. En mi opinión, lo más probable es que se escoja la sede de India y se realice entre la última semana de julio y primera de agosto.

¿Desde cuándo juegas ajedrez?

Desde los 7 años, empecé en 2do básico. Aprendí a jugar en el colegio, sigo compitiendo hasta el día de hoy. De hecho, entré por cupo deportivo a la FCFM, jugué Torneos Interfacultades (TIF) y Juegos Olímpicos Estudiantiles (JOE) de la Universidad. Ganamos varios torneos seguidos, el equipo de Beauchef era muy bueno, la mayoría de los estudiantes nuevos ya vienen con un nivel de juego alto, en comparación a otras facultades o espacios donde la gente practica ajedrez. Quizás el tipo de personas que entra a estudiar a la FCFM tiene habilidades innatas para jugar ajedrez. Lo que nos convierte en un equipo muy fuerte a nivel Universidad de Chile. Incluso es común que se siga compitiendo después de la Universidad, a nivel Adulto.

Tenemos buena cultura ajedrecística en Beauchef. El club es histórico, incluso mantenemos contacto con alumnis egresados hace muchos años, y ellos a su vez se siguen contactando con los mechones, entonces existe una transversalidad del ajedrez en la facultad, lo que es enriquecedor para todos los que practicamos este deporte acá. “La Chacra”, nombre del club, cuenta con personalidad jurídica y es reconocido por la Federación de Ajedrez de Chile.

¿Sigues participando en “La Chacra”?

Actualmente estoy en otro espacio, el Club de Ajedrez Femenino (AJEFEM), que formamos con un grupo de amigas con una bandera de lucha propia. El ajedrez, al igual que la Ingeniería, es un ambiente demasiado masculinizado. La participación femenina en ajedrez era aún menor que en las carreras de la FCFM cuando yo estudiaba. En este deporte en especial no debería haber diferencia entre hombre y mujeres, como en los deportes de esfuerzo físico, donde afectan los aspectos fisiológicos de cada sexo. Sin embargo, se ve una diferencia sociocultural tan grande, que perpetúa el hecho de competir separadas de los hombres. A las niñas les cuesta mantenerse jugando, se hace incómodo el espacio en la medida que vas creciendo, sobre todo en la adolescencia. Baja el número de competidoras porque las competencias empiezan a ser espacios hostiles, tengo amigas que no pudieron seguir compitiendo porque no soportaban las cosas que les decían los hombres mayores en los torneos, era muy incómodo.

Por esto mismo nace AJEFEM, nos dimos cuenta de que faltaba una instancia de confianza y apoyo entre mujeres, para que las chicas no se siguieran retirando. Las que seguimos compitiendo somos las que tuvimos el privilegio de ser acompañadas por nuestros padres y madres. Yo viajé a todos los torneos internacionales con mi mamá hasta los 18 años, es un apoyo enorme, pero no todas las familias pueden hacerlo. Además, está el tema monetario, mi familia corrió con muchos gastos, también tuve apoyo escolar, pero en general es caro competir; y los apoyos nunca van a ser suficientes, de hecho, quienes deciden dedicarse al ajedrez competitivo tienen que apoyarse en realizar clases y postular a muchos proyectos.

¿Cuál es el principal aporte del Club de ajedrez femenino AJEFEM?

Como te comentaba, es ser un espacio de mujeres, de confianza y organización. Tenemos adultas, niñas, mujeres de todas las edades que comparten a nivel competitivo y/o recreacional. Es bastante transversal el grupo. Durante la pandemia hicimos muchas actividades online, torneos cortos, nacionales. Y ahora que se están retomando la presencialidad tenemos pendiente realizar nuevos eventos.

Nuestro Club nace a finales de 2017, en un principio solo éramos una asociación y ahora contamos con personalidad jurídica Buscábamos mejores condiciones para un campeonato femenino. El Nacional Femenino al principio era un fin de semana, con horarios muy apretados. Luego fue en un verano, un torneo abierto. Desde 2020 estamos logrando equiparar el tipo de torneo a absoluto. Entonces, actualmente, se juegan las dos finales paralelas, un cerrado, todas contra todas, lo que hace “indiscutible” a la campeona, es un torneo más intenso.

¿Cómo fue tu paso por el Departamento de Ingeniería Civil? ¿Era compatible estudiar y competir?

Con el tiempo fui encontrando un equilibrio, pero al principio de la carrera, como mechona me alejé un poco del deporte. En general para mí, entrar a la Universidad fue todo un cambio, por un lado, tuve que mejorar mucho los hábitos de estudio, y por otro, me vine a vivir a Santiago desde Linares. Entonces fue un proceso para conocerme a mí misma y aprender cómo coordinar los tiempos. Llegué a Santiago y me di cuenta de que tenía muchos más campeonatos que antes. Más espacios de competencia, los torneos de la universidad que eran difíciles, entonces, pese a que me costó encontrar el equilibrio, igual estaba participando. Tenía más oportunidades de ajedrez, más a la mano.

En el colegio no participaba en el club de ajedrez de mi colegio, no tenía con quien más compartir además del profesor que me enseñaba, quien tenía otras cosas que hacer. En cambio, al llegar a Beauchef, había muchas personas con las cuales podía jugar y que jugaba bien.

En 2018 me tocó jugar una olimpiada en Georgia. En ese tiempo yo estaba de hecho con muchos ramos de transporte, tenía clases con todos los profes del quinto piso, era uno de los semestres más pesados de la malla y, a pesar de haber estado dos semanas fuera, tuve mucho apoyo de mis compañeros, compañeras y profesores. También es un tema de responsabilidad, yo sabía que tenía que volver y rendir en los ramos y tratar de ponerme al día lo más rápido posible, superando el desfase horario (jet lag). Me sentí muy apoyada. Recuerdo que estaba en el torneo allá en Georgia y la profe Marcela Munizaga me mandó un WhatsApp para felicitarme, para mandarme apoyo. En Transportes, es un espacio tan pequeño que somos todos unidos y nos conocemos bastante bien. Así que, en ese sentido, me sentía bastante apoyada.

¿Cómo te sientes ahora con este premio? ¿Qué se viene ahora en el ajedrez?

De partida espero que se realice la Olimpiada. El equipo está motivado. Para el campeonato anterior estuvimos entrenando harto en la cuarentena. Este un campeonato por equipos, entonces, si mi compañera está bien, todas vamos a estar bien y eso es lo importante, tener buenas relaciones y seguir entrenando hasta cuando nos toque ir a competir en algún momento.

La Olimpiada es el torneo importante más próximo, pero siempre hay eventos de fin de semana, un día y son torneos más recreacionales.

¿En qué te desempeñas actualmente?

Estoy trabajando en la Universidad de O'Higgins, coordino un proyecto que busca generar una herramienta para hacer más amigable las inversiones en turismo en la región. Es un ambiente en general bastante joven. Ellos también saben que juego ajedrez y estaban súper preocupados y contentos porque había clasificado. Así que también tuve el apoyo constante del equipo.

En el marco del mes de la mujer, ¿qué le dirías a las jóvenes ingenieras y ajedrecistas?

Les diría que se organicen como mujeres. Cuando entré a la carrera, teníamos que escuchar algunos comentarios machistas e incómodos en la sala. Entonces siempre mi mensaje es: organicémonos y hagamos espacio seguro, porque las próximas chicas que vengan te lo van a agradecer. Esta es también una de las luchas de AJEFEM: en un espacio masculinizado, tratar de encontrarnos a nosotras mismas en espacios seguros que nos generen redes de apoyo y que hagan el espacio más ameno

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