El Niño-Oscilación del Sur (ENOS o ENSO, por sus siglas en inglés) es el principal fenómeno que explica las variaciones anuales del clima a nivel planetario, por lo que entender su efecto es fundamental para comprender la variabilidad anual de los recursos hídricos en nuestro territorio. Para ello, un grupo de investigadores de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile, identificó la diferencia típica entre las fases El Niño y La Niña a través de datos de precipitación, temperatura y caudal en cuencas de Chile central.
El estudio, publicado en Water Resources Research, recibió el WRR Editors’ Choice Awards, reconocimiento otorgado a los nueve mejores trabajos publicados en dicha revista durante el año 2022. Esta distinción se ha entregado de manera ininterrumpida desde el año 2010, y reconoce a aproximadamente el 1% de los trabajos publicados que sobresalen por su calidad y relevancia científica. “Es un gran honor, considerando el tremendo impacto que tienen muchos de los artículos que ahí se publican en las directrices que adopta la comunidad científica”, señala el hidrólogo Pablo Mendoza, académico del Departamento de Ingeniería Civil de la FCFM - U. de Chile e investigador asociado del AMTC.
Está investigación analizó 59 cuencas ubicadas entre las regiones de Atacama y Los Lagos, “territorio que provee de recursos hídricos a las ciudades más pobladas del país y permite el desarrollo de actividades como la agricultura, la generación de energía y la minería”, explica Mendoza.
Comparados con los años de La Niña, durante años de la fase El Niño “observamos mayor precipitación y caudal, tormentas de mayor duración, pero de igual recurrencia, inviernos más cálidos y primaveras tardías (octubre-diciembre) más frías, mayor eficiencia en la conversión de precipitación a caudal en cuencas de poca elevación y menor eficiencia en cuencas de montaña”, explica Diego Hernández, investigador de la Universidad Técnica de Viena, Austria. También se verifica que, si bien el caudal aportado por glaciares muestra diferencias entre años de El Niño y La Niña, estos aportes no logran impactar fuertemente los montos anuales de caudal total. “De este modo, el estudio entrega una caracterización exhaustiva del efecto de ENOS en distintos aspectos clave del ciclo del agua”, puntualiza.
“La novedad del trabajo es profundizar más allá de las variaciones en precipitación y caudal, describiendo además las anomalías en temperaturas estacionales inducidas por ENOS. Luego, se analiza cómo esas variaciones de temperatura afectan a diferentes cuencas de Chile central. En este sentido, el objetivo del estudio es entender mejor cómo las variaciones simultáneas de precipitación y temperatura se propagan a través del ciclo hidrológico e influyen en nuestros ríos, y para resolver esta pregunta nos apoyamos en la inmensa diversidad de nuestro territorio”, señala Hernández.
“Esto trae consecuencias prácticas, dado que si comprendemos bien cómo responden los ríos a la precipitación y temperatura, se puede hacer un mejor uso de la información climática para generar predicciones hidrológicas en nuestra región. Además, el estudio aporta al conocimiento general al reparar en que la respuesta de los ríos (a ENOS) es mucho más compleja que la respuesta de la atmósfera, por lo que no basta con conocer sólo el clima, sino que también hay que conocer las cuencas”, advierte el investigador.
El equipo de investigación estuvo conformado por Diego Hernández (DIC/AMTC), Pablo Mendoza (DIC/AMTC), Juan Pablo Boisier (CR2/DGF) y Franco Ricchetti (DIC). Este estudio contribuye a mejorar la comprensión de los recursos hídricos y sus procesos, lo que resulta clave para la resiliencia del territorio frente a un futuro con clima cambiante.