¿Por qué estudió ingeniería civil?
Al llegar a 4° medio no tenía claro lo que quería hacer con mi vida y mis intereses eran variados. Sin embargo, tenía un profesor de física y química que me infundía entusiasmo. La pasión que reflejaba al enseñarnos, el trato cordial y respetuoso hacia cada uno de nosotros, logró sembrar una semilla en mi interior y me inspiró a seguir el camino de una carrera con base científica. Al comienzo ingresé a la FCFM con la intención de estudiar astronomía, pero al terminar el Plan Común desistí de esa idea y me incliné hacia la Ingeniería Civil, siendo mi segunda opción la Ingeniería Mecánica. Creo que, a pesar de que no tuve una relación cercana con mi familia paterna, la ingeniería estaba en mis genes. Mi abuelo, mi bisabuelo y la mayoría de los varones por ese lado de mi familia fueron ingenieros. Inclusive mi papá pasó su primer año de universidad en Beauchef, emigrando luego a la escuela de Arquitectura. Pero probablemente fue mi mamá, con su espíritu inquieto y ávido por las ciencias, quien nos inculcó el deseo de aprender y de servir a la sociedad con nuestro trabajo.
¿Cómo fue su paso por la Escuela de Ingeniería y Ciencias? ¿Qué recuerdos tiene?
Fueron años intensos, de mucho estudio, de grandes amistades y de un ambiente convulsionado. Entré en el año 1985, a meses de haber ocurrido el terremoto de Llo-Lleo, por lo que algunas instalaciones de la escuela estaban dañadas y todo lucía bastante deteriorado y poco confortable. Se produjo el paso de la dictadura a la democracia, por lo que los paros y disturbios eran muy frecuentes, lo que perjudicaba mucho la continuidad de los estudios. Ni siquiera el transporte era fácil en esa época y yo, que vivía al otro lado de la ciudad, me iba muchas veces colgando en la pisadera de las micros multicolores que había en aquella época, y me tocaba atravesar el Parque O’Higgins a veces muy oscuro, después de esas clases que terminaban a las 9 de la noche. Y cómo olvidar las pruebas que tocaban el sábado en la tarde, cuando uno se estaba jugando el futuro pero no podía dejar escuchar las risas y alegrías de quienes disfrutaban los juegos en Fantasilandia al otro lado de la calle. Hice grandes amigos y compartí con compañeros tan diversos como lo es la humanidad. Distintos orígenes, distintas educaciones, distintas creencias, pero todos trabajando con la misma pasión y entusiasmo por convertirnos en ingenieros. Todos iguales, hombres y mujeres estudiando juntos sin distinción de ningún tipo, solo unidos por el compañerismo y el respeto mutuo. Atesoro todas esas vivencias y recuerdos, porque reafirmaron los valores que me dio mi familia respecto del trabajo bien hecho y ganado en justa retribución al compromiso y el esfuerzo dedicado, porque me entregaron una visión amplia del mundo, porque me convirtieron en una persona íntegra y me hicieron valorar aún más las oportunidades que he tenido a lo largo de mi vida. Creo que quien pasa por Beauchef y logra sobrellevar el alto nivel de exigencia para convertirse en ingeniero, sabe que podrá lograr todo lo que se proponga en la vida.
¿A qué se dedica actualmente?
Desde que salí de la Universidad trabajo en la empresa René Lagos Engineers (RLE), en donde comencé como ayudante de ingeniería hasta convertirme en Director de Proyectos y en uno de los socios de la compañía. En RLE nos dedicamos al diseño estructural de edificaciones del área habitacional-inmobiliaria, realizando desde viviendas unifamiliares a edificios de gran altura, tanto en Chile como en el extranjero. Estoy a cargo de un equipo de ingenieros y proyectistas, con quienes hacemos un trabajo conjunto, fundamental para desarrollar adecuadamente todos los proyectos que nos encargan. Cada uno aporta al equipo con sus habilidades y conocimiento en pos de entregar a nuestros clientes el mejor servicio posible y a los usuarios un diseño seguro y de gran calidad.
¿Cuál ha sido su mayor desafío profesional?
Creo que cada día trae nuevos desafíos. Me suelo levantar en las mañanas con una clara planificación de lo que voy a hacer, pero normalmente por la tarde al terminar mi jornada, me doy cuenta de que muy poco resultó según lo planificado. Ahí está el gran desafío, ser capaz de adaptarse a las necesidades que van surgiendo, a resolver los problemas y las necesidades de quienes buscan tu asesoría, a ser creativo y proactivo permanentemente, a resolver los imprevistos. Pero probablemente el mayor de los desafíos en esta profesión tiene relación con asumir la responsabilidad que conlleva poner tu firma en los proyectos que desarrollas. Si bien en Chile tenemos una gran tradición en diseño sismorresistente, la naturaleza es a veces impredecible, por lo que siempre debemos actuar basados en un profundo entendimiento del comportamiento de las estructuras y de la física detrás de ellas. Ese entendimiento es la base de nuestra formación en la Universidad, esa que te da la capacidad de descubrir por ti mismo cual es el problema que debes resolver y enfrentarlo con la mayor diligencia posible, sin temor y con profesionalismo. El resto lo da la experiencia y el aprender de aquellos que ya llevan más tiempo que nosotros en la práctica profesional.
¿En cuáles proyectos ha participado y que han marcado su vida profesional?
He tenido la suerte de participar en muchos proyectos, algunos de ellos muy emblemáticos, otros menos llamativos, pero a veces más desafiantes. Cuando entré a trabajar, en la oficina se estaba desarrollando el proyecto Telefónica, que sería la torre más alta construida hasta esa fecha. René Lagos me tomó como su ayudante para sacar adelante la etapa de construcción que recién empezaba y concluir los diseños que quedaban pendientes. ¡Imagínate que suerte tuve! Mi primer edificio, el más alto de Chile, con una estructura muy atípica y yo como ayudante de un ingeniero brillante. Y parece que lo hice bien, porque René me tomó como su discípula y comenzamos el recorrido por un sin número de proyectos interesantes. Con el tiempo el equipo fue creciendo y tuve mis propios ayudantes, lo que nos permitió hacer cada vez más proyectos. Entre ellos puedo comentar el diseño de la Municipalidad de Vitacura, del Teatro Municipal de Las Condes, la sede de Chicureo para el Lycée de l’Alliance Francaise - el colegio donde estudié-, la Cruz del Tercer milenio en Coquimbo, el edificio CorpGroup, el edificio Territoria 3000 en Plaza Perú, el edificio para la fiscalía de Santiago, y con mucha gratitud debo mencionar que tuve la suerte de estar a cargo del diseño de Beauchef 851. Pero el proyecto más icónico es sin duda el complejo Costanera Center, con su gran Torre Costanera de 300 m de altura. Tuve que conformar y dirigir un equipo de 25 profesionales, entre ingenieros y proyectistas, con quienes dedicamos varios años para sacar adelante el proyecto. Fue una experiencia única, no solo por lo técnico, sino por la envergadura del proyecto. Hoy, junto a otros colegas de la empresa, continuamos el camino que sembró René, llevando todo este conocimiento adquirido a proyectos incluso más allá de nuestras fronteras.
El año 2020 obtuvo el "Premio Ingeniero del Año" de la AICE. Primero que todo felicitaciones por ello. ¿Cuáles fueron sus impresiones al recibir este reconocimiento? Donde además es la primera mujer en recibir este premio.
Me siento muy honrada por este reconocimiento, nunca esperé recibir algo así, ni lo busqué. A lo largo de mi carrera profesional he tratado de hacer siempre mi trabajo con entusiasmo, con dedicación y con el deseo que este resulte de utilidad a otros. En el área en que me desempeño, los ingenieros estructurales estamos al servicio de la arquitectura, somos quienes hacemos posible sus sueños, al mismo tiempo debemos aportar con soluciones eficientes, económicamente ajustadas a los requerimientos de los inversionistas, y así mismo estas deben ser posibles de materializar por nuestros colegas constructores. Por lo tanto, nuestra misión es servir a los demás a través de nuestro conocimiento, brindarles la mejor asesoría posible, tomar decisiones oportunas y acordes a los requerimientos específicos de cada proyecto, teniendo siempre presente que el producto final que resulte de este trabajo multidisciplinario será habitado por alguien. Probablemente este premio sea un reconocimiento a esa labor, una labor realizada con humildad, con respeto, entendiendo que el aporte de cada uno de los actores involucrados en un proyecto es tan importante como el tuyo.
Ser la primera mujer en recibirlo me hace sentir una gran responsabilidad, y me anima a seguir haciendo mi trabajo lo mejor posible. Sé que represento la labor de tantas colegas que optaron por formar parte de este rubro de la construcción, en donde predominan los hombres, pero en donde nuestro aporte es siempre bienvenido y respetado.
Desde un aspecto profesional ¿Cómo ha cambiado la perspectiva de género en la ingeniería y en aquellas disciplinas asociadas a ella?
Pienso que hombres y mujeres nacemos con las mismas capacidades y está en nosotros abrirnos paso a tomar las oportunidades que se nos presentan, o a buscarlas y encontrarlas. Cuando tú miras la vida sin el cristal de la discriminación, cuando tu consideras a los hombres como tus iguales y no como una amenaza, enfrentas la vida con una mirada amplia, de igualdad, sin limitaciones. Te das cuenta de que está en ti actuar y alcanzar tus objetivos, no le entregas a nadie el dominio sobre tus propias decisiones. No reclamas igualdad, la tomas y te ganas el respeto de todos.
El cambio en la perspectiva de género en nuestro rubro se ha producido al observar que en la diversidad de miradas y de ideas está el éxito. Creo que la competitividad no es el camino, sino el entender que hombres y mujeres tenemos las mismas capacidades, pero distintas habilidades, propias a nuestro género, que actuando en forma complementaria permiten alcanzar un éxito seguro.
Algún aspecto que quiera destacar...
En estos últimos años me ha llamado la atención ver como crece el número de alumnos próximos a egresar, que no se sienten preparados para ingresar al mundo laboral. Se enfrentan con temor a la toma de responsabilidades que conlleva ser un ingeniero estructural. Y por ello quisiera transmitirles que nada justifica ese temor, han recibido una formación de excelencia, reconocida a nivel nacional y también en el extranjero. Pueden existir muchos ingenieros civiles hoy en día, pero solo unos pocos tienen el privilegio de egresar de Beauchef. La universidad no solo te dio conocimiento, sino que te preparó con las herramientas necesarias y suficientes para enfrentar la vida profesional. Cada vez que la carga académica te pareció dura, que te sentiste sobrepasado por tareas y exámenes, que tus profesores te exigieron al límite de tu capacidad, te fuiste formando como un profesional capaz y resiliente a todas las adversidades. Y es probablemente esa tu mejor herramienta para enfrentar el futuro. Ahí está el sello de Beauchef.