Según la actualización del Balance Hídrico Nacional, en los últimos 30 años los caudales medios anuales de las cuencas del Aconcagua, Maipo, Rapel, Mataquito y Maule han disminuido entre un 13 y 37%, mientras que se proyecta que la disponibilidad en las principales cuencas de las zonas norte y centro disminuyan hasta un 50% en el periodo 2030-2060. Se espera, además, que los eventos de precipitación sean menos frecuentes, pero más intensos, por lo que la captación y tratamiento de agua lluvia durante estos periodos permitiría contar con una nueva fuente hídrica.
Teniendo eso en cuenta, y respondiendo a un llamado realizado por la Corporación de Fomento de la Producción (Corfo) a desarrollar tecnologías que puedan cubrir las actuales necesidades, la académica del Departamento de Ingeniería Civil de la FCFM e investigadora del Centro Avanzado para Tecnologías del Agua (CAPTA), Katherine Lizama, propuso la infraestructura verde como alternativa a esta problemática.
La infraestructura verde es una tecnología que tiene como enfoque el uso de la vegetación, sistemas de suelo, pavimento, sustratos u otras superficies permeables para la captación de aguas lluvias, su reúso o el paisajismo y así almacenar, infiltrar o evapotranspirar aguas lluvias, un concepto que fue definido por la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos el año 1972.
“Esta tecnología está tomando un lugar importante en distintos lugares del mundo tanto por permitir el reúso de agua como por los beneficios adicionales, como proveer de espacio de recreación y favorecer la conservación de la biodiversidad. En Chile, la experiencia es limitada, porque no existen muchos incentivos para poder implementarla, por lo tanto, se requiere avanzar en pilotos que permitan obtener información de su funcionamiento y es lo que nos gustaría lograr con nuestro proyecto”, señala la académica.
Además de mejorar la calidad del agua, la infraestructura verde provee otras ventajas como la captura de carbono y la regulación de la temperatura. “Estos beneficios no pueden ser obtenidos mediante la infraestructura gris, como las plantas de tratamiento de agua, los acueductos, tuberías, desagües y complejas redes de procesamiento del agua”, agrega.
Proyecto innovador
La propuesta de la investigadora apunta a implementar, transferir y comercializar tecnologías verdes como humedales construidos para el control de la contaminación, crecidas y recarga artificial de acuíferos, y así, contar con agua lluvia tratada que pueda ser descargada a un curso de agua superficial, infiltrada o recolectada para reúso.
Los humedales construidos son sistemas de ingeniería diseñados para imitar a los humedales naturales en el tratamiento de agua, principalmente. Estos sistemas tienen una serie de ventajas para el control de aguas lluvias: almacenar agua y atenuar caudales de crecidas, retener sedimentos, remover metales, captar nutrientes y degradar compuestos orgánicos, además de proporcionar espacios de recreación y provisión de hábitat para la fauna silvestre, entre otros.
“Dentro de las tecnologías verdes, el énfasis del proyecto hasta ahora ha estado en los humedales construidos, dado su potencial y su aplicación en distintos lugares del mundo. Es por esto que el proyecto cuenta con un socio estratégico, Bioantu, con vasta experiencia en Chile en la construcción de humedales para tratamiento de agua”, aclara Lizama.
Actualmente, el proyecto está trabajando en el diseño y construcción de un sistema piloto de humedales construidos de flujo superficial a escala, que incluye tratamiento preliminar. El sistema se ubicará en el Jardín Botánico de Viña del Mar (JBV), en la Región de Valparaíso.
El JBV fue seleccionado por ser uno de los grandes pulmones verdes de la región y por el interés de su secretario ejecutivo, Alejandro Peirano, en mejorar la gestión del riego mediante el reúso, siendo necesaria la implementación de nuevas tecnologías que permitan contar con nuevas fuentes hídricas. El sistema a construir manejará agua lluvia proveniente de la escorrentía urbana de una sección del camino El Olivar, además de la escorrentía de una quebrada que desemboca en la laguna artificial Linneo. Su funcionamiento será caracterizado y evaluado mediante la medición de caudales y análisis de distintos parámetros de calidad del agua para diferentes eventos de precipitación.
La construcción, operación y monitoreo de este sistema piloto permitirá generar información del desempeño de esta tecnología en el tratamiento de aguas lluvias en un entorno relevante, principalmente para mejorar la calidad del agua a través de la remoción de sedimentos, metales y nutrientes en aguas de escorrentía, previo a su recolección y/o infiltración y durante el control de eventos de crecidas. De esta manera, el proyecto marcará un precedente en la implementación de un sistema piloto de humedales construidos para el manejo de aguas lluvias en la macrozona centro-norte. Este es el primer paso para construir las bases de diseño de estos sistemas para el control de la contaminación y crecidas en dicha zona.
DATO:
El equipo liderado por Katherine Lizama Allende está conformado, además, por María José Chacón, Diego Herrera, Aarón González, Paulina Julio, Óscar Contardo, Ana Lucía Prieto y Juvenal Letelier, del Departamento de Ingeniería Civil de la FCFM de la Universidad de Chile.