Un reciente estudio de ingeniería sísmica, realizado por investigadores de la Universidad de Chile, evaluó la capacidad de un edificio residencial típico en Viña del Mar para resistir el devastador terremoto que sacudió al país el 27 de febrero de 2010.
A 14 años de la tragedia, el reporte subraya la utilidad de la metodología basada en el Desempeño de Estructuras (PBD) para evaluar la resiliencia de los edificios frente a eventos sísmicos.
El informe, publicado en la revista Buildings, se centra en un inmueble de hormigón armado de 16 pisos y 46 metros de altura que resultó gravemente dañado en todos sus niveles durante el sismo. Los especialistas concluyen que los daños observados fueron consecuencia de la superposición de fuerzas y la dinámica de movimientos inducida por el terremoto.
Este análisis se basa en la tesis de magíster de la Ingeniera Civil Betzabeth Suquillo, con la participación de los académicos Fabián Rojas y Leonardo Massone, del Centro de Investigación, Desarrollo e Innovación de Estructuras y Materiales (Idiem).
Massone destacó que “la novedad de este estudio radica en la aplicación de principios de desempeño definidos por la ingeniería sísmica chilena y la evaluación de la efectividad de la metodología para representar con precisión el comportamiento de un edificio”.
A pesar de que el diseño sísmico en Chile ha demostrado un alto nivel de desempeño en terremotos pasados, Massone advirtió que los métodos evaluados aún no se han incorporado oficialmente en los códigos de edificación del país. Los resultados del estudio, obtenidos a partir de comparaciones entre registros fotográficos y modelos computacionales, revelaron daños significativos, como grietas en el hormigón y pandeo de las barras de refuerzo.
Este estudio pone de manifiesto la importancia de los protocolos de evaluación en ingeniería sísmica, enfatizando la necesidad de asegurar un comportamiento estructural adecuado ante futuros eventos sísmicos, priorizando la seguridad humana y la integridad de las construcciones.